Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo II», sayfa 30
CAPITULO OCHENTA
Que trata de un auisso que dio el alcalde Chauez a Lope de Aguirre, y de tres ssoldados que mato en la Ualencia.
Tenia el alcalde Chauez muy grande coligancia476 y amistad con Lope de Aguirre, traidor, y en su ausencia hazia todo lo que podia por su seruicio, prendiendole los que se le huian, y enuiandoselos, y dando otros medios para que los ouiese a las manos; y prosiguiendo adelante con sus buenas hobras, tubo noticia este Alcalde de como el gouernador Pablo Collado, questaua en el Tocuyo, procuraua hazer jente para uer si podia rresistir al traidor, el qual, como fyel sieruo de Lope de Aguirre y que deseaua mas seguille que no dañalle477, scriuio vna carta desde la Burburata hasta la Ualencia, donde estaua, dandole noticia y haziendole sauer como en los pueblos del Tocuyo y Baraquysimeto se juntauan los vezinos para rresistille, y auian, en nombre del Rrey, alzado vanderas y nonbrado capitanes y otros ofyciales de la guerra, y conbocauan toda la tierra de a la rredonda, que heran otros pueblos de españoles, pidiendo auxilio y fauor hasta el Nueuo Rreyno de Granada para rresistirle el pasaje, y si pudiesen, destruille y desuaratalle.
No se holgo mucho Aguirre de lo que contra el se hordenaua, aunque le plugo del auisso y lo agradecio, y luego dio horden en aliñar su partida de aquel pueblo, por marchar y llegar con toda breuedad a los pueblos del Tocuyo y Baraquysimeto, antes que se juntase tanta gente que le pudiese ofender; porque le parecia Aguirre que si la jente de aquellos dos pueblos hera como las de los demas que atras quedaua, que si no les uenia fauor de otra parte que no le ofenderian, y teniendo rrelazion de quan lexos o desuiado estaua el Nueuo Rreyno de Granada, pareciole que apresurando su ida llegaria a tiempo que hiziese lo que quysiese, y asi aliño de partirse luego otro dia de mañana. Y para que con el alboroto de la partida no se le descabullese o huyese algun soldado, mando aquella noche juntar toda la jente en vn zercado de casas donde el posaua, y los hizo alli dormir a todos; y aunque el zercado hera de bahareques no por eso se procuro huir ninguno, porque les parecieron aquellos flacos bahareques muy altas murallas de calicanto478 a causa de la poca uoluntad que tenian de ebadirse ni escaparse de las manos del traidor.
Lo que deste auiso que Chauez dio Aguirre rresulto, fue que para apresurarse Lope de Aguirre y darse mas priesa y no tener algun estoruo en el camino, acordo matar alli en el buhio, la noche que se auia de partir, tres soldados secretamente, sin que fuese entendido de los demas, llamados Venito Diaz y Francisco de Lora, y otro Zigarra. Al Uenito Diaz mato porque auia dicho que tenia un pariente en el Nueuo Rreyno de Granada, y a los otros dos mato porque le parezio que no frequentauan las cosas de la guerra con el calor que hera nezesario y justo, y asi los dejo dentro en el buhio. En la mañana, quando se partio, pego fuego al buhio, donde se quemaron. Y dejando echo este buen rrecaudo, y el pueblo tan destruido y asolado como a los demas con rrouos y destruicion de muchos ganados, ques es la hazienda prinzypal de los de este pueblo, se salio del para la ciudad de Baraquysimeto.
Tenian479 puesta vna espia que de vn alto deuisso salir la jente de Aguirre y luego se fue derecho corriendo al pueblo de Baraquysimeto, en el qual aun no auia entrado el general Gutierre de la Peña con la gente; y diciendo la espia que los amotinados uenian zerca, solo por admedrentar los uecinos, ellos se lo creyeron, y luego a quyen mas podia, comenzaron a huir lleuando sus mugeres por delante y algun oro y otras cosas manuales, de suerte que todo lo mas que tenian se dejaron en el pueblo, y los amotinados no llegaron a el en aquellos ocho dias. Mas el general Gutierre de la Peña, con algunos soldados, se uino a juntar alli la jente, como se a dicho, y hallando el pueblo desanparado, se alojaron en el y se aprouecharon de todo lo que dentro auia; de suerte que el saco y rruina deste pueblo de Baraquysimeto, fue echo por los mismos ssoldados y jente que de parte del Rrey se auian juntado, y merecia esta espia que le castigaran muy bien, pues quyso dar harma falsa a aquellos uecinos, y fue causa de que desmanparasen su pueblo y perdiesen mucha parte de sus haziendas que en el dejaron.
CAPITULO OCHENTA E VNO
De lo que sucedio Aguirre en el camino de Uaraquysimeto.
Ssalido Lope de Aguirre de la Ualencia, y aviendo ya caminado buen rrato por el camino de la sierra hazia Baraquysimeto, el qual es todo alcabuco, algunos soldados que yban temerossos de aquel traidor480 no los matase, uiendo el buen aparejo que tenian para huirse por yr la jente algo esparcida y ser la tierra montaña, acordaron esconderse, y asi se le huyeron diez soldados en un dia, aun que cada uno por si y sin sauer el vno del otro; lo qual sabido por Lope de Aguirre, encendido en muy grande yra, hazia muchos ueruos, diziendo mal a Dios y a sus santos481, echando rreniegos y descreos482, mirando hazia el cielo. Pateaua con los pies y echaua espumarajos por la boca, diciendo: «o pesete tal, marañones, que bien e dicho yo dias a que me aviades de dejar al tienpo de la mayor nezesidad, y que auia yo de hazer la guerra con micos o gatos del arcabuco, y me ouiera balido mas por no dar la uida a tan ceuil483 gente. O profeta Antonico, que vien profetizaste la uerdad, que si yo te ubiera creydo no se me ouieran ydo estos marañones.» Y esto dezia por vn pajezuelo suyo, llamado Antonico, a quyen el queria mucho, el qual le dezia muchas veces que no se fyase de los marañones, porque al mejor tiempo se le auian de huir todos y dejalle ssolo, y cada vez que se le huia algun soldado, luego acudia al profeta Antonico: ueis aquy quien me a profetizado esto muchos dias a. Mas como suelen decir, nunca falta vno que tercie de buena, porque para aplacar a Lope de Aguirre y mitigar este enojo, salio de trauez vn Juan Gomez, su almirante, que no deuia tener los pensamientos de menos uirtud que Lope de Aguirre, y le dijo: «o pesete tal, señor jeneral, y que bueno anda, vuestra merced: el otro dia, si como fueron tres fueran treinta, a fee que quedaua su canpo seguro y en perfyzion y sin rriesgo de henemigos; mas por uida de tal, que ay por aqui muchos y muy buenos arboles.» Todo esto dezia el Juan Gomez porque ya que Lope de Aguirre, quando al salir de la Ualencia no mato mas de tres soldados, que alli matase o ahorcase los demas de quyen se sospechaua que no le seguian con aficion.
El traidor no echo de uer en lo que el Juan Gomez decia, o no se atreuio hazello entonces, pero despues lo yntento, como se dira adelante.
Al tercero dia de como salio de la Ualencia, dio en vna rrancheria de minas, donde los uezinos de aquel pueblo tenia sus sclauos sacando oro, y con la nueua y benida del Aguirre los auian alzado y quytado de alli y puesto en cobro; en la qual rrancheria estaua vn buhio de maiz. Aguirre se holgo mucho de allar aquel rrecurso de comida, y mas se holgo creyendo que los negros que alli sacauan oro se le juntaran, con los quales pensaua hazer la guerra, porque traia otra quadrilla de hasta veinte negros con su capitan, y a estos les dezia queran libres y que hiziesen todo lo que quysiesen, y ellos usauan tan bien de su liuertad, que si crueldades y muertes y otros males hazian los españoles, ellos los hazian al doble; y asi fue Dios seruido que en esta rrancheria no se huyese ni fuese a donde el traidor estaua ningun sclauo, de lo qual le peso arto; y despues de auer holgado alli un dia, se partio prosiguiendo su uiaje.
En este dia que salio de la rrancheria de las minas, le llouio vn aguazero algo rrecio, y tenia vna cuesta que suuir, la qual, aunque no hera muy larga, hera muy agria, y con el agua que auia llouido estaua la questa muy lodosa y rresbalosa, de suerte que las caualgaduras que lleuauan cargadas, rresualauan mucho y caian, y no dauan paso que no lo boluian atras, asi por ser todas las yeguas de muy poco trauajo como por auer poco que se auian domado y ser aquellas las primeras cargas, si no hera con mucho trauajo que auian cargado; y biendo Lope de Aguirre el mal aliño que traia y como por ninguna uia podia pasar de alli con las cargas sino hera con mucho trauajo suyo y de sus soldados, comenco a disparar con aquella serpentina lengua tantos generos de blasfemias y erejias contra Dios nuestro señor y contra sus santos, que no auia cristiano que le oyese que no le pusiese muy gran pauor y espanto y le tremiesen484 las carnes; y biendo que el blasfemar no le aprouechaua para pasar adelante sus caualgaduras, hizo a sus soldados que por toda la questa hiziesen escalones en que agarrasen las uestias, y con esta yndustria las suuio con harto trauajo.
En el qual tiempo, la jente de su banguardia, como no lleuauan que cargar y descargar; no curaron de detenerse, pareciendoles que aquel ynpedimento que obo no ouiera, y que todos los seguian sin detenerse; y como Aguirre acauo de suuir su bagaje y no uio la banguardia, comenzose alborotar de nueuo, y hablando con un Juan de Aguirre, su mayordomo, y con vn Rrouerto de Susaya, su capitan de la guardia, y con otros sus amigos, que alli estauan, les dijo: «yo, señores, os profetizo que si en esta Gouernacion no se nos llegan quarenta o cinquenta soldados, que no auemos de llegar al Rreyno, segun las boluntades veo y conosco en mis marañones».
Y diciendo esto paso de largo con toda la priesa que pudo, y fue tras los de la banguardia, a los quales alcanzo, y uituperando y ultrajando de palabra asi capitanes como a soldados, los hizo boluer atras el balle de la questa, donde auia tenido el trauajo. Alli durmieron aquella noche.
CAPITULO OCHENTA Y DOS
De como llego Aguirre al balle de las Damas, y como yntento de matar mucha jente de la que traya, por ssospecha que dellos tenia.
Otro dia de mañana comenzo a marchar el amotinado Aguirre, rrogando y esortando á los de ssu vanguardia que lleuasen mas quenta de alli adelante con los que atras quedauan, y que les fuesen haziendo alto; y que pues heran todos soldados uiejos, que no hera menester ynponellos de nueuo; y sin se le huir ninguno ni auer cosa que de contar sea, mas de las blasfemias485, caminando por sus jornadas contadas, llego al balle que dizen de las Damas, donde hallo junto a un rrio, en una estancia, vn buhio cantidad486 de maiz, con el qual obo Aguirre todo contento, porque yba ya falto de comidas, y asi por esto como por la jente y caualgaduras487 descansasen, se detuuo alli vn dia.
La jente que por parte del Rrey se juntaua en Baraquysimeto, tenian en este ualle de las Damas puestas nueuas espias para quen llegando a el Aguirre les diesen auisso y hordenasen los que les conuiniese. Las espias, en uiendo la gente de Aguirre, luego fueron a su General a dezille como Aguirre estaua alli.
Sauido esto, el maese de canpo Diego Garcia de Paredes tomo consigo asta catorze o quinze honbres, enzima de cauallos y unas uaras con hierros de lanzas en las manos, y salio para rreconozer el canpo y jente del traidor y benille desasosegando o haziendo otros desabrimientos.
Tenian o estaua asi mesmo en el canpo del Rrey vn Pedro Alonso Galeas, que auia sido capitan de Aguirre, el qual quando el Aguirre estaua en la Margarita, ya que se le azercaua el tiempo de la partida, le pregunto al capitan Pedro Alonso: ¿teneis bandera? y el rrespondio que no, y el Aguirre le dijo: pues ueis aqui veinte varas de tafetan, hazed luego vna. Otro dia el Aguirre le dijo: capitan Pedro Alonso ¿teneis atanbor? El qual le rrespondio que la caxa tenia sin parche, y el Aguirre le dijo: «pues, por uida de tal, que si os arreuato, que de vuestro cuero hago yo parches para el atanbor». El Pedro Alonso le dio el mejor descargo que pudo, y se aparto del con arto miedo y temor, y luego dende a rrato paso Pedro Alonso por junto a vn amigo suyo, el qual de pasada y sin se parar, le dijo: Pedro Alonso, mira que os quieren matar; y uistos todos estos pronosticos, el Pedro Alonso no ueya la ora que anocheciese para escaparse, el qual, despues de anochecido, se fue de entre los amotinados, y fue a dar en vna playa donde auia acauado de llegar Fajardo, el capitan que venia de las Caracas, que arriua se a dicho del, y dandole quenta de como yba y como estaua el traidor, le dio vna canoa el Faxardo que lo trujesse a la Burburata.
Llegado a hella, dio noticia de la gente y armas quel Aguirre tenia, y quando Lope de Aguirre estaua ya en la Ualencia, el Pedro Alonso Galeas se fue a la ciudad de Baraquysimeto, donde hallo al general Gutierre de la Peña y algunos ssoldados y bezinos con el, los quales, como ya tenian noticia de quel Aguirre estaua en la Balencia, creyeron quel Pedro Alonso hera espia echada por Lope de Aguirre, y estuuieron muy sospechosos del algunos dias, despues de lo qual, uiendole tan seguro y tan fijo en todo lo que dezia, y que en lo que mostraua parecia estar quytado de toda sospecha, se ynformaron del que jente y armas traia el Aguirre, que hera lo que hellos mas deseauan sauer; el qual les dio larga rrelacion de todo, y les certifyco que de ciento y quarenta honbres que Aguirre traia, asta cinquenta habria que le seguian de boluntad, y todos los demas sin hella, y que en biendo gente que en nonbre del Rrey les fauoreciese, se le huirian todos. Y con esta nueua, y con otros ardides que le dava, diciendoles que no tenian para que acometerle, sino mas de alzarles las comidas y ponersela delante, para quen biendo su aujilio los soldados se pasarian dos a dos y quatro a quatro, sin que peligrase ninguno488, estauan todos algo contentos, aunque no mucho por la falta de armas y municiones que todos tenian.
El Aguirre, como se a dicho, descansando vn dia en el ualle de las Damas, y biendose ya tan zercano al pueblo de Uaraquysimeto, donde le auia escrito el alcalde Chaves de la Burburata que se juntaua la jente del Rrey, estaua algo atemorizado de algunos de sus secazes, y llamando a sus capitanes y muy amigos, comunico con ellos la sospecha que de muchos tenia, diciendo que le parecia que assi sospechosos como enfermos, que serian asta quarenta honbres, los matasen, y asi yrian seguros todos. Algunos de los de la junta, alunbrados por Dios, se lo contradijeron, diciendo que si toda aquella jente mataua que los demas se le hirian mas ayna, sospechando o pensando que lo mesmo se auia de hazer con ellos; y con esto que le dijeron mudo proposito y no lo quyso efetuar, porque el pensaua quedarse con solo cien hombres, los mas amigos suyos, y matar todos los demas.
Y luego, otro dia de mañana comenzó a marchar con su jente hazia489 Baraquysimeto; y el maese de canpo, Diego Garcia de Paredes, hazia donde Aguirre estaua, que otro dia antes habia partido con sus catorze soldados, y el general Gutierre de la Peña se quedo en Baraquysimeto, con asta setenta honbres, con hartos malos aderezos de guerra, porque entre todos hellos no auia cota de malla, y de dos arcabuzes que tenian sin polvora el vno no tenia cazoleza. Pues dezir que todos heran hombres de a cauallo, sera levantarles testimonio, porque quytados los capitanes y algunos uezinos, todos los demas se podian llamar no mas de honbre en cauallos; y ansi estavan con toda la vigilancia possible, esperando a su maese de canpo, que auia ydo a rreconozer el canpo y gente de Aguirre.
CAPITULO OCHENTA Y TRES
De lo que Lope de Aguirre enuio a decir a los del campo del Rrey.
En el valle de las Damas, donde Aguirre auia descansado, auia vn gran pedazo de arcabuco o montaña en el qual se encasigostaua490 el camino mucho, de suerte que no podian yr por el mas de, si yban gente de a cauallo, vnos tras otros, que aun para rreuoluer el cauallo auia de ser con harto trauajo.
Por este camino y montaña y aun491 caminando el maese de canpo, y sin pensallo se encontraron los unos con los otros en esta espessa montaña, y se hallaron tan cortados los unos de uer a los otros y los otros de uer a los otros, que no supieron que se hazer, mas de rretirarse cada uno hazia la parte por do uenia. Los del maese de canpo, como uenian en cauallos, y el camino hera angosto, al rreuoluer dejaron algunas lanzas moriscas de las que lleuauan, en el suelo, y algunas zeladillas borgoñonas echas de diuersos metales que en aquella prouincia se vsan. Los de Aguirre no lleuauan las mechas encendidas, y asi no dispararon ningun arcabuz, mas de que tuuieron lugar para tomar las piezas de armas que alli auian dejado los corredores del canpo del Rrey.
Uisto Aguirre este alboroto, luego se puso en arma, y encendieron todos los arcabuzeros sus mechas, marcho en horden hasta zerca de la noche, que llego a vna azequya donde se hizo alto con su gente, y se paro a mirar las armas y los demas que auian dejado los que auian benido a rreconozelles con el Maese de canpo, y mofando de todo ello dezia a sus soldados: mira, marañones, a que tierra os a traido la fortuna, y a donde os quereis quedar y huir; mira que zeladas trahen los galanes de Meliona; mira que medrados estan los seruidores del Rrey de Castilla.
Heran estas celadas borgoñonas, vnas caperuzas muy uiejas y muy mugrientas, hechas de pedazos de paños de colores y de mantas de algodon, a manera de un sonbrero, y la copa de quatro quartos de diuersas colores, y el rruedo de la montera, ques como el de un sonbrero, asi mesmo hecho de quartos, que bellas prouocan a gran rrisa, y en aquel tienpo las preciauan tanto en aquella Gouernacion como en otras partes sonbreros de terciopelo, y aun se afyrma que mas. En la conuersacion492 y mofa de las caperuzas se estuuo Aguirre con su jente, descansando tres o quatro horas de la noche, asta que salio la luna, y luego comenzo a marchar con su gente y canpo, poniendo secretamente guardas a todos los soldados que tenia por sospechosos, para que no se le huyesen.
El Maese de canpo, con sus catorze conpañeros, se auia rretirado a vnas zauanas que atras auia dejado, donde pensaua dar o hazer alguna esuocada493. Lope de Aguirre, marchando aquella noche, fue a dar sobre hellos a las propias zauanas, y los sintio y se rreguardo dellos. Uiendo el Maese de canpo que ya segunda uez heran sentidos por Lope de Aguirre, se fue y boluio a donde el General y la demas gente estaua, y de alli luego dieron auisso al gouernador Pablo Collado, que en todos estos comedios se estaua en el Tocuyo. Tuuieron su acuerdo los del canpo del Rrey, diciendo que para defenderse y ofender Aguirre no estauan bien en aquel pueblo, a causa de que todos auian de andar en cauallos y los amotinados a pie, por ser todos arcabuzeros, que antes podian ser ofendidos que ofender, por el rreparo que los arcabuzeros de a pie tenian en las casas y bahareques del pueblo; y pareziendo a todos bien esto, se rretiraron y desanpararon el pueblo, y se suuieron a una mesa alta de zauana rrasa, que estaua obra de un tiro de arcabuz del pueblo, y se metieron y alojaron obra de media legua poco mas el llano adentro, en vna quebrada o arroyo de agua que alli estaua, lleuando consigo todo el bastimento que pudieron para sus cauallos y personas.
El traidor Aguirre camino toda aquella noche con su jente a punto de guerra, sin parar asta otro dia a mediodia, que llego obra de legua y media del pueblo, zerca de un harroyo de agua que alli estaua, donde se alojo, cargando y poniendo a punto el artilleria que tenia y asestandola hazia el camino que yba al pueblo; y puesta su guardia y zentinelas en su canpo enuio vna carta con vn yndio ladino de Piru para los uezinos de aquel pueblo, en que les decia que no se huyesen ni dejasen su pueblo, porque les prometia de no hazer mal a nadie, y que no queria ni pretendia dellos ni de toda la Gouernacion mas que la comida y algunas caualgaduras, pagandoselas muy bien; y que si algunos soldados y otras personas le quysiesen seguir de su boluntad e yrse con el, que el los hazetaua y les haria el tratamiento que hera rrazon en todo, y les seruiria y daria de comer en el Piru muy a su contento; y que si se huyesen y ausentasen los uezinos del pueblo, les prometia y hazia juramento de quemarles y asolarles el pueblo y destruirles los ganados y sementeras, y hazer pedazos a todos los que pudiese auer, sin dejar persona a uida494.
Hellos rresciuieron la carta y se rrieron della, y no curaron de rresponder cosa ninguna a las nezedades della, como honbres que no les penssavan esperar a que Lope de Aguirre les hiciesse mercedes.