Kitabı oku: «Historia de Venezuela, Tomo II», sayfa 9
CAPITULO SSESTO
En el qual se escriue como el generol Orsua fue proueido por los Oydores que fuese a pazificar la tierra de Santa Marta y lo que sobre el hazer esta jornada le sucedio.
Al tiempo quel general Pedro de Orsua se salio de Muso, auia benido los Oydores de como143 los yndios de las sierras de Santa Marta tenian puesta en gran trauajo a la ciudad de Santa Marta, poblada en las rriueras de la mar del Norte, y de muy antiguo origen en las Indias; y como estaua a su cargo el gouierno de aquella ciudad, determinaron de ynuiar quien la rremediase y socorriese, pazificase y poblase aquellas sierras, muy pobladas de muchos y belicosos naturales; y por auer a esta sazon salido Pedro de Orsua de Muso y ser capitan afable y bien quisto, hablaronle sobre hello, rrogandole que hazetase la jornada y pacificacion de aquellas sierras144 y jentes de Santa Marta, y que le darian todo el aujilio y fauor nezesario para hello.
A Orsua se le hizo muy pesada esta jornada por tener, como tenia, sus desinios puestos en el Dorado, pero obola de azetar por la hobligacion que tenia de seruir al Rrey y de agradar y contentar a los que se lo mandauan y rrogauan, los quales le dieron todos los poderes y prouisiones necesarios y le fauorecieron en todo lo demas que fue menester. El general Orsua quisiera uajar copia de soldados del Rreino para hazer su jornada, por ser jente ya cursada y espirimentada en aquella milicia, pero no los hallo, o los soldados no lo quisieron seguir, porque tenian ya noticia de la maldad de aquella tierra y de los moradores della, a quien otras muchas armadas de españoles nunca auian podido domar ni humillar, antes sienpre se avian rretirado por fuerza y con perdida de muchos españoles, y asi se estan oy por poblar.
A Orsua le fue necesario bajarse a Santa Marta con unos pocos amigos, que mas por su contenplacion que por otro ningun ynteres le quisieron seguir, con los quales llego a la ciudad de Santa Marta, donde hallo que la gouernaua y administraua la justizia el capitan Luis de Manxarrez, y el General se dio la priesa que pudo a juntar gente, aunque poca, porque acudian muy pocos soldados a Santa Marta; y andando en el feruor de su jornada, los yndios de las145 faldas de las sierras mas cercanos a Santa Marta, tuuieron noticia de lo que Pedro de Orsua estaua haziendo en Santa Marta, y de como pretendia entrar presto la tierra adentro, y por rreseruarse de algun daño que en lo futuro se les podia hazer y acreditarse con el General, le uinieron de paz, ofreciendosele en su amistad y a seguirle y ayudarle en todo que les ouiese menester. Holgose mucho Orsua con la amistad y paz destos yndios, y acetando sus ofrecimientos los torno a ynuiar a sus casas, porque los soldados quen Santa Marta se auian juntado heran muchos para lo poco que aquel pueblo misero y falto de todo genero de mantenimientos podia sustentar, determino inuiallos delante para que en ciertos pueblos de yndios amigos se entretuuiesen y comiesen; y haciendo caudillo de los que ynuiaua, que heran cinquenta honbres, a Hernand Aluarez de Azeuedo, que despues fue vezino de Tamalameque, ciudad poblada en las rriueras del Rrio Grande de la Magdalena, enviolos a Guajaca, pueblo de yndios amigos, que estaua en el camino que para zuuir a la sierra auian de seguir, en el qual lugar se auia de juntar toda la demas jente que en la jornada auia de entrar, y les mando que sin hazer daño a los yndios de Guajaca ni a los demas comarcanos, se ocupasen en uer aquella parte de la sierra que a hellos estuuiese mas zercana, y aderezasen los pasos que ouiese malos y peligrosos para los cauallos; y asi se fueron estos españoles con Hernand Alvarez, su caudillo, a Guajaca.
El general Vrsua se quedo en Santa Marta con el capitan Manxarres y con Lidueña, su hermano, para juntar la mas jente que pudiesen e yrse hazer su jornada en el tiempo que tenian ya señalado; el qual llegado, Orsua persuadio a Manjarres que con los soldados que alli tenia juntos, aunque pocos, fuesen en seguimiento de Hernand Aluarez y diesen principio a su jornada. El capitan Manjarres estaua muy fuera de hazer lo que Orsua pretendia, y no solo no tenia voluntad de seguille, pero146 de dañarle y estoruarle la jornada para que no saliese con hella, y asi se escuso de no salir con Pedro de Orsua, diciendo questaua falto de algunas cosas necesarias a la guerra, las quales el queria proveher antes de salir de Santa Marta y lleuallas por delante; que se fuesen Orsua y su hermano Lidueña y que el los seguiria y alcanzaria en el camino.
Con esto y otras palabras urbanas de que Manjarres hera muy copioso, que el general Orsua le oyo decir, no conociendo ni entendiendo sus finxidos y doblados tratos, se partio con entera confianza de Santa Marta con hasta treinta honbres, y entre hellos Lidueño, hermano de Manjarres, y caminando por tierra de paz sin hazer daño ni rreceuirlo, llego a la poblazon de Origua, donde se determino de esperar al capitán Manjarres; y porque la jente y soldados que con el capitan Hernand Aluarez auia ynuiado y estaua en Guajaca esperandolo no intentase alguna nouedad con su tardanza, acordo dalles auiso de su yda, y para esto despacho al capitan Lidueña con diez soldados que fuese a Guajaca y tomase en si la jente y gouierno della y les diese auiso de lo que pasaua y de su ida y quan propinqua estaua su llegada aquel lugar.
Lidueña fue a Guajaca, y hizo con todos los españoles todo lo que le fue mandado, y Pedro de Orsua se quedo en Origua esperando a Manjarres, el qual con finxidas y cautelosas cartas que cadia147 le escreuia, haziendole cierta su partida, le148 entretuuo mas tiempo de dos meses, dandole a entender que un dia o otro seria con el en Origua, todo segun fue muy publico entre los españoles, a fin de que, entreteniendose Pedro de Orsua con sus soldados mucho tiempo entre aquellos pueblos, que heran de naturales velicosisimos y de animo yndomitos y soueruios, les diese ocasion a que tomando las armas uiniesen sobre hel y le desuaratasen, para despues yntentar el hazer esta jornada, o a lo menos con esto se escureciese la gloria que en la fama del general Orsua se auia dibulgado, de que por su buena fortuna y de mucho ardiz y disciplina de guerra, saldria con la gerra de aquellas sierras y las poblaria y domaria los naturales della, lo qual tenian muchos pronosticado a Orsua, pero su pronostico fue al rreues, porquestando Pedro de Orssua en esta espera de Manjarres con hasta beinte honbres, fuele necesario que los españoles se diuidiesen a buscar comida a pueblos de paz questauan entre Santa Marta y Origua, cuyos naturales, viendo esta ocasion de uer desmandados los soldados por su tierra, juntaronse y tomando las armas en la mano, dieron en ellos y mataron los mas. Algunos de los cuales, que heran sueltos y lijeros peones, poniendose en vyda, escaparon de las manos y crueldad de los uaruaros, y aportando a Santa Marta dieron auiso a Manjarres de lo que les auia sucedido.
Manjarres, que ninguna cosa le deuio de pesar deste mal suceso, pareciendo que ya Orsua no podria salir con su yntento y questaria descuidado desto, por auer acaecido apartado de donde el estaua alojado, determino dalle auiso, porque rrebolviendo los yndios las armas contra el no lo hallasen descuidado y asi lo matasen. Escriuio una carta dando hen ella noticia de lo que pasaua e abian echo los yndios con los que salieron149 a buscar comida, y auisandolo que al momento se rretirase si no queria ser muerto con los que le aconpañauan. El mensajero camino toda la noche y fue antes de amanecer a donde Pedro de Horsua estaua, y diole la carta y auiso que lleuaua.
Los yndios de la tierra, como mataron en sus pueblos los españoles que auian ydo por comida, luego se determinaron de ir a dar sobre el general Ursua y los que con el auian quedado, y juntandose todos amanescieron sobre el alojamiento de los españoles al tiempo que Pedro de Orsua estaua leyendo la carta y auisos de Manjarres, bien descuidado del zerco que los yndios le tenian puesto; pero como las belas le diesen auiso de la mucha gente que sobre hellos uenian, y el General dejase la carta questaua leyendo, con la presteza que se rrequeria tomo las armas, y lo mesmo hizieron los demas soldados, que heran doze; y saliendo a los enemigos, grande numero de yndios contra doze españoles, que heran mas de seis mill yndios, comenzaron a pelear con ellos con balor de españoles, a los quales ayudo mucho seis arcabuzes que tenian y municion de poluora con que hacian gran daño en los yndios, porque casi no perdian ni herrauan tiro, que todos los enpleauan en los enemigos y matauan muchos dellos, con que los ojeauan y hazian que no llegasen a tomar a manos a los españoles, pero de fuera hera ynumerable la flecheria que sobre hellos echauan, aunque con ella no les hizieran daño ninguno, y asi pelearon todo el dia hasta que la noche los aparto y diuidio, sin que rreciuiesen ningun daño los nuestros.
Los yndios, temiendo que los españoles, con el anparo y escuridad de la noche, no se les fuesen dentre manos, pusieron muy escojidas guardas en los pasos y caminos por donde entendian que los españoles auian de salir, de suerte que por aquellas partes hera ynposible salir ninguno sin ser sentido y muerto de los yndios. El General uiendo y entendiendo esto, propuso a los soldados la aflicion en que estaban y dixoles si alguno sauia de algun escondido camino por donde aquella noche pudiesen salir, porque si alli esperauan, el dia siguiente hera ynposible escapar de las manos de los enemigos, porque con el trauajo de aquel dia estauan todos muy cansados y deuilitados para cufrir la guerra del siguiente. Cuñiga, soldado diestro en aquella tierra, se ofrecio de guiar por vn camino que pasando casi por medio de las poblazones de los yndios sin ser sentidos, saldrian a tierra de paz si con presteza y diligencia le siguiesen y se animasen a zufrir el trauajo del caminar toda la noche. Todos los españoles mostraron animo de tolerar aquello y mucho mas, y tomando en medio dos mugeres españolas que alli tenian150, que con animos baroniles avian echo gran obstentazion en la guerra de aquel dia, se dieron a caminar por donde Cuñiga los guiaua toda la noche, lleuando el General la rretaguardia, para que no se le quedase ningun soldado ni persona atras, y atravesando por las poblacones de los yndios sin ser sentidos, porque tenian los uaruaros puestos los ojos en otros caminos apartados de alli, fueron amanescer el General y sus soldados a los llanos de Bonda, tierra ya segura, donde toparon al capitan Manjarres con algunos soldados y becinos de Santa Marta, que con esta fingida ostentacion y perezoso e tardio socorro, les venia a c151 zocorrer para mas simulacion de su dañada yntencion, y asi se boluieron todos juntos a Santa Marta.
CAPITULO SETIMO
Como Lidueña se salio de Guacchaca al Cauo de la Uela, forcado de los españoles que con el estauan, y el general Orsua se subio al Rreino, donde siendo perseguido de Montaño se paso a Popayan, y de alli a Panama.
Los yndios de Guajaca, donde el capitan Lidueña estava alojado, aunque supieron el alzamiento que los de Origua auian echo con el general Pedro de Orsua y contra los que con el estauan, no se alborotaron ni yntentaron ninguna nouedad contra los españoles, asi por queran mas numero de jente como por que uiuian mas sobre el auiso y con el cuidado quera menester para entre yndios; pero por acreditarse con los españoles y con Lidueña dieronle noticia de que los yndios de Guajaca152 hizieron con Orsua, y de los españoles que le auian muerto, y de todo lo que sobre esto auia pasado, como jente que lo sauia bien, por que se creia auerse hallado alli algunos de los propios yndios de Origua153 que le dauan el auiso; pero con todo esto Lidueña y los españoles que con el estauan se comencaron a rrecatar mas que asta alli de los yndios y a uiuir con dobladas zentinelas y cautelas hasta sauer certidunbre por otra uia de lo que al general Orsua le auia sucedido, con la qual esperanza se estuuieron alli algunos dias154.
Mas los soldados, como algunos o los mas estauan ya con fastidio de tan larga espera, parecioles buena ocasion la que con la nueua del desuarate de Pedro de Orsua se les ofrecia para saliendose de entre aquellos barbaros, poder parecer donde quiera sin que se les pudiese caluniar ni uituperar con la salida, y asi lo efetuaron, que juntandose casi la mitad dellos, de conformidad se salieron vna noche sin dar parte al capitan Lidueña y se fueron al Cauo de la Uela. Los demas soldados que con Lidueña abian quedado, temiendose el daño que les podia sobreuenir por mano de los naturales de aquella tierra, que heran muchos y no menos uelicosos que los de Guajaca, comenzaron a perseguir y rogar a Lidueña, su capitan, que saliesen de entre los yndios y siguiendo las pisadas de los demas fuesen al Cauo de la Uela. Lidueña hera honbre piadoso y humano y que se le hazia cosa muy dura y graue dejar entre aquellos infieles doze o treze españoles que por su henfermedad y flaqueza no podian caminar ni el los podia lleuar consigo, por lo qual escusaua su salida con el mejor color que podia, vnas ueces rrogando a los que le ynportunaban la rretirada, que esperasen a que aquellos enfermos estuuiesen para poder caminar o a que les uiniese algun socorro de Santa Marta, con que los pudiesen socorrer, y otras uezes desimulaba pasando en silencio los clamores de los soldados questo rregauan155 e ynportunaban muy ahincadamente, y tanto fue su entretenimiento y dilacion por estas causas que los soldados, deseando uerse libre y saluos del peligro en que estauan, y pareciendoles que hera mas contra caridad estar su jente al peligro propio que con ynciertas y dudosas esperanzas esperar a conseruar las uidas de vnos honbres que por sus enfermedades mas parecian estar muertos que puestos156 para uibir, comenzaron a oprimir a Lidueña y a decille que si el hera tan benevolo que se queria quedar a conseruar las uidas a los enfermos con peligro de la suya, que lo hiciese, porque hellos pretendian salirse todos de aquel rriesgo y ponerse en saluamento.
Lidueña, conociendo que lo que los soldados decian estaua ya a punto para cunpillo y partirse al Cauo de la Uela, con rruegos los hizo entretener, y juntandose todos los enfermos en vn bohio o casa, que como e dicho heran doze o treze, y dejandoles alli todo el mantenimiento que tenia, y dandoles entera esperanza de que luego ynviaria vn bergantin del Cabo de la Uela por hellos, llamo al principal o principales de aquel pueblo donde estauan y les dijo y rrogo que no matasen aquellos enfermos, sino que los conseruasen en uida, por que el ynuiaria luego vn uergantin por ellos, y dejandoles tanbien a los españoles enfermos algunos yndios e yndias ladinas que les siruiesen, se partio con los españoles que como de camino lo estauan esperando.
Se fueron la uia del Cauo de la Bela, dejando en aquel alojamiento y pueblo de Origua157, demas de los españoles dichos, todo el carruaje, aderezos y pretrechos de guerra, rropas de su uestir y del general Pedro de Orsua, que segun afirmaron hera de arta estimacion y balor.
Los yndios, no solo se apoderaron de todo esto, pero en apartandose Lidueña de su pueblo, luego dieron en los españoles enfermos y los mataron a todos a macanazos y flechazos, eceto vno que sintiendo el rruido y tomulto de yndios que sobre hellos uenia, tuuo lugar de esconderse entre unos cañauerales que por alli zerca auia.
Llegado que fue Lidueña al Cauo de la Uela dio noticia a los uezinos de aquel pueblo de la jente enferma que quedaua y auia dejado en Origua158, y rrogoles que enuiasen vn bergantin por ellos, los quales mouidos de caridad, hizieron lo que Lidueña le rrogo y enuiaron vn español con ciertos esclauos a Guajaca con vn barco o bergantin, donde llegados que fueron, hallaron ya los españoles enfermos muertos, eceto el que se escondio en el cañaueral, el qual de hanbre y la enfermedad estaua ya ciego de los ojos, que ninguna cosa uia, el qual salió a los clamores y bozes que los del bergantin dauan. El español que yba en el uergantin, vsando de crueldad mas que de uaruaro, no quiso rrecoxer ni rreceuir en el barco aquel ciego enfermo, pareciendole questaua ya tan zercano a la muerte que no podria escapar con la uida, y ansi se boluio sin lleualle consigo al Cauo de la Uela, donde sauida la crueldad de que auia usado con el proue ciego, que a la letra parecia lo que Nuestro Redentor Jesucristo dijo de aquel que bajaua de Jerico a Jerusalen, que siendo salteado de ladrones y herido y dejado en el camino, pasaron por el vn leuita y un sacerdote y otros sin vsar de ninguna misericordia, dejandoselo hen el camino hasta quel samaritano lo levanto y puso sobre su jumento y uso con el de la misericordia que alli el Ebanjelista dize.
Los uezinos del Cauo de la Uela, promouidos a gran conpasion y caridad del que auia quedado uibo y ciego en Guajaca, le dauan gran suma de dineros al que lo dejo porque bolviese por el con su uergantin y jamas lo quiso hazer, y asi perecio alli con los demas.
Boluiendo al suceso del general Pedro de Orsua, dende a pocos dias159 que salio y escapo de las manos de los yndios de Origua, se enbarco y se fue al Cauo de la Vela, a procurar e intentar de nueuo juntar la jente para todauia hazer y efetuar su jornada, pero allolos a todos tan de contraria opiñon que ninguno obo que se le ofreciese a seguirle, por lo qual dio la buelta al Nueuo Rreino, donde ya auia zezado la jurisdiccion y gouierno de Gongora y Galarza, y en su lugar gouernaua Brizeño y Montayo160. El llicenciado Montaño estaua mal con las cosas del llicenciado Miguel Diaz, y aun con las que auian echo los llicenciados Gongora y Galarza, y como cosa que a estos tocaua, diose a perseguir a Pedro de Orsua, diciendo que le queria tomar rresidencia de las jornadas que auia echo y de los yndios que auia muerto, la qual ocasion, como estaua fundada en dañada yntencion, no creo que bastara ningun genero de descargo a satisfazerla, y asi, Pedro de Orsua, luego que supo esto y entendio la soueruia y seueridad de Montaño, procuro apartarse del, y Montaño a perseguille, porque como Pedro de Orsua llego a Uelez y le certificaron la pretension e yntencion del llicenciado Montaño, el se fue la buelta y uia de Panplona, ciudad que, como se a dicho, el y Ortun Belasco auian poblado, donde tenia muchos amigos, y alli fue bien rresceuido y ospedado, hasta que tuuo noticia de como el llicenciado Montaño enuiaua en su seguimiento al capitan Lanchero con quarenta honbres, para que le prendiese y se lo trajese preso, y Ursua por ybitar algun escandalo que sobre su prision y defensa se podia mouer, se salio de Pamplona y se uino la buelta de Tunja.
En el camino, rriueras de Chicamoche, hallo alojado a Lanchero y a la jente que con el yba, de lo qual tubo auisso de los yndios de aquella tierra antes de llegar a donde Lanchero estaua, y asi tubo lugar de pasar sin ser sentido de Lanchero ni de los de su conpañia, y entrando como Dauid hizo con Saul, de noche, por medio del alojamiento de Lanchero, y dejando alli señal de como auia pasado españoles, se paso de largo y se fue derecho a Tunja, donde fue bien rresceuido y ospedado de algunos uezinos de gran uirtud a quien su tío, de Pedro de Orsua, Miguel Diaz auia echo algunos desabrimientos y molestias, los quales le hizieron todo el plazer y seruicio que pudieron, dandole de sus propias haziendas lo que obo menester y quiso; y con esta confianza de amigos el General se paso con el mesmo silencio a la ciudad de Santa Fee, donde el llicenciado Montaño, que lo perseguia, rresedia, y alli estubo ocultamente muchos dias, sin que Montaño entendiese ni supiese del cosa ninguna, en los quales el general Orsua entendio de todo punto la ostinacion en que Montaño estaua de perseguille y hazelle todo el mal que pudiese, por lo qual el General, siguiendo al proueruio que dize que de la presencia del potente ayrado se deuen apartar los hombres, se salio de Santa Fee y se fue la uia de la gouernacion de Popayan, donde por el puerto que llaman de la Buenabentura, se enbarco en la mar del Sur, y de alli paso a Panama, con desinio de pasar a Piru, donde de los buenos y balerosos pretendia ser mas fauorecido que perseguido de los malos, como con Montaño le auia sucedido.
Esto es lo que al principio deste libro dije, que la fortuna traia a Pedro de Orsua puesto en balanzas, que una vez estaua la una baja y la otra alta; porque despues desta calamidad veremos presto a Orsua levantado en alto e yr suuiendo asta la cunbre, de do cayo con mucha facilidad, segun en los capitulos de adelante se ira declarando y manifestando(A).
NOTAS AL CAPÍTULO VII
I
(A) Miguel Diez de Armendáriz, en carta al Emperador fechada á 24 de Julio de 1545, dice desde Cartagena:
«Mi primo Pedro de Ursua, que embié por mi teniente al Nuevo Reino, con el Obispo de Santa Marta, no hubieran entrado si fueran sentidos, porque Lope Montalvo de Lugo, teniente del adelantado Lugo, estava con propósito no dejarle recibir. Mas Ursua, en saltando en tierra, fuese á la ligera á pie con alguna gente, i dio en Velez, Tunja i Santa Fee de improviso, donde no pudo dejar de ser recibido, aunque huvo pernadas de algunos, á quienes en la carcel tiene. Quando vaya «yo les curaré aquellos repelos, que lo se medianamente hacer, i terné atención al tiempo i á la tierra, la qual con todo esto está tal, que de verse el dicho Montalvo de Lugo que V. M. le quitava los indios i los de Adelantado con los demas… pudo facilmente convocar á tantos que estava la tierra en levantamiento i en fuga para se ir amenazando con el Perú161. E vino la cosa á coyuntura que el virrei Blasco Nuñez Vela, por un Capitan de Belalcazar, les embió á pedir gente. Lo qual visto por mi Teniente pareciole de no hacer apregonar las Nuevas Leyes, sino contemporizar hasta que yo vaya». – (Colección Muñoz, t. LXXXIV.)
II
Francisco Arias, en carta al Consejo de Indias, fechada en Cartagena el 12 de Febrero de 1546, quejase del licenciado Armendariz, que después que el Obispo de Cartagena i el Adelantado Heredia salieron de Cartagena para Castilla, ha depositado indios de su mano, quitándolos á los Oficiales que los tenian por S. M.; ha hecho nueva marca i embiadolo con un mozo á Mopox que son más de 100 leguas por pueblos de españoles donde pudieron marcar sin pagar el quinto real. Otra embio á Tamalameque, ques bien 120 leguas. A pueblos que estan en su Magestad embia á quien quiere á cobrar los tributos. De lo que ha procedido de condenaciones, difuntos i otras cosas, nada ha puesto en el Arca, sino lo emplea en mercaderias para el Nuevo Reino. Unos pagueyes de que beve esta ciudad i de donde se proveian de agua los navios antes de su venida, se limpiavan i aderezavan continuamente, i él los dejo perder, i apenas hai agua para medio navio. Sigue con otros Capitanes162 sobre falta de justicia, sobre haver embiado á su deudo Ursua, de 18 ó 20 años, al Nuevo Reino, i por Juez de residencia al Cabo de la Vela otro deudo suyo, el licenciado Santistevan. Espera barcos del Nuevo Reino para se ir allá, donde estará mucho tiempo, según toma despacio las cosas. Quejase que estando él en la Corte á negocios del Nuevo Reino, con cédula para que entre tanto no le quitasen los indios, luego que llegó Ursua se los quitó por instrucción del licenciado Diez Armendariz. La gente, dice, se va i despuebla por sus malos tratamientos, los maestros i pasageros no le pueden sufrir. Que el licenciado se da tan buena mano en mercaderias, que por poco que dure allegará 30.000 castellanos, i deuen venir cédulas á los puertos para que tomen el dinero que embie. (Muy apasionado escrive: parécese á las acusaciones contra Vara de Castro.) – (Colección Muñoz, t. LXXXIV.)
III
Juan Ortiz de Çarate, en carta al Emperador fechada en Santa Marta á 27 de Julio de 1546:
Dice que él i el Tesorero Brizeño, con otros vecinos del Nuevo Reino pidieron en Cartagena al licenciado Armendariz embiase quien les desagraviase de las injusticias hechas por los que antes havian governado, i de ai nació proveer Armendariz á Ursua, su primo hermano, el qual ha sido gran remedio para la tierra. Que él i el Tesorero fue allá con Ursua, i dejándole recibido bolvió á Cartagena á dar cuenta i el licenciado le tornó á despachar al Nuevo Reino para traer el oro i esmeraldas de S. M., como lo ha hecho. Que trajo 19.744 pesos oro bajo, 5668 fino, 86 piedras esmeraldas finas i 66 más blancas; i 41 piedras plasmas quajadas. Fundido todo el oro i reducido á lei de 450 maravedises el peso, salió 8101 pesos.
(Colección Muñoz, t. LXXXIV.)
IV
Montalvo de Lugo, en carta dirigida al Emperador y fechada en Cartagena á 25 de Febrero de 1546, se expresaba en estos términos:
«Nueve meses he estado de Teniente general de Governador por el Adelantado de Canaria en el Nuevo Reino, dando la mejor orden para hacer de paz los indios revelados por los malos tratamientos de Hernan Pérez. 14 caciques he reducido, i ya el Adelantado havia reducido otros. Puse diligencia en descubrir minas, i halle las mejores de Indias. Teniendo yo en tan buen estado la tierra, llegó á Cartagena el Sr. Armendariz, i embió allá á su deudo Ursua, mozo de no 20 años, por Teniente, quien no contento con tomar las varas me prendió y tomó mis bienes y á buen recaudo me embió á esta ciudad. Ha once meses que estoi preso, i los siete en Cartagena. Ursua ha tomado en sí los indios míos i de otros vecinos. Me han tratado tan mal, que por mejor diera que me quitaran la vida. Suplico me remedie.»
(Colección Muñoz, t. LXXXIV.)